Los iluminadores de ojos suelen tener una textura ligera y a menudo en polvo, aunque también pueden encontrarse en formatos líquidos o en crema. El polvo suele ser el formato más común para este producto.
Proporciona un acabado brillante o radiante que refleja la luz y agrega luminosidad a las áreas donde se aplica. Este efecto puede variar desde un brillo sutil y natural hasta un brillo más intenso y destacado.
Se aplica en áreas específicas del ojo que se desean resaltar, como el hueso de la ceja para dar un aspecto de elevación, el lagrimal para abrir los ojos y el párpado móvil para un efecto brillante.
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